lunes, 28 de febrero de 2011

Capítulo 1 parte 5

5

Mientras, Wherter y demás llegaron al final del túnel, allí se abrió delante de sus ojos una gran cueva con un bonito lago subterráneo y una gran cascada, iluminada por pequeñas ninfas; Tiganilla se emocionó un montón y no dudó en establecer contacto con ellas.
-¿¿ME ENTENDÉIS
?? -gritaba Tiganilla, como si el hablar alto asegurara el que entendieran su idioma.-DIGO QUE SI ME ENTENDEIS, VOUS ME COMPRENDUNS A MUA ?? -Insistía sin obtener respuesta alguna de las ninfas.
De repente, por la gran cascada aparecieron, como quien no quiere la cosa, Sashka y compañía, volando por ella hasta caer al lago.
Wherty corrió veloz a socorrerlos, ya que Iñigo y Sashka se hundían, pues él parecía hipnotizado por la belleza de sus ojos y no la soltaba; el mago no tuvo de bucear mucho:Sashka de St. Andrews se encargó de que Iñigo volara a la superficie del lago de un mamporro.
Saltrambas se engordó cuatro kilos con toda el agua que había tragado, y el dios llegó nadando estilo perro.
Werthy salió del lago y se acercó al meditabundo Íñigo para decirle a la oreja:
-¡¡¡Iñigo, compañero!!! ¡Juro por Lynkx que intenté convencer a la tropa para bajar al agujero a ayudarte, pero no me dejaron,snif,snif..!.¡Qué alegría más immensa volver a verte...! –le decía el mago mientras le abrazaba metiéndole la larga manga en la boca.
-Sfí, Sfí, perof nof seaf tan enfalagozo. ¿Ande'stá Chaski? -consiguió decir entre suspiros, pues algo muy profundo le salía del corazón.

Mientras tanto, Sashka salió a nado de las aguas cristalinas del lago, cruzándose en su camino con Céfiro que se había lanzado como loca al líquido elemento.
-¡Céfiro, mi vida, ven junto a mí!- gritó entre sollozos Lynkx.
-Sí, sí, cariño, pero espera que me pegue primero un bañito, que tengo barro hasta en el chi....chicle que llevo masticando hace un rato- contestó una feliz Céfiro.
Tigana seguía intentando hablar con las ninfas.
-Do you espeake alcaleño
, my name is Tiganilla de los Bosques…
- Déjalo ya, Tig - le dijo Mablung-, ¿no ves que son de yeso?
-Hola, muy buenas, me llamo Saltrambas -dijo un ser indefinido que se agarraba a Iñigo como una garrapata-, si encontráis unos lingotillos de oro se m'han caío a mí, que tengo un gujerillo en el pantalón.
-Hola, me llamo Beidomon, pero me puedes llamar Beidomon tranquilamente.
-¡Callarsus todos! -gritó Shaska al escuchar un estruendo -. Creo que nos ha seguido hasta aquí...

De repente de la cascada saltó un espécimen medio demonio medio elfo, y con una espectacular piruleta se posó encima del agua.
-¡¡¡Mi nombre es Kognar!!! –Bramó-. En el principio de los tiempos en el universo se creó la materia...
-¿Qué te pasa, Íñigo
, te encuentras bien? -Wherty zarandeó a su compañero, que se había quedado de piedra ante la presencia de Kognar.
-Tiene... Tiene sei dedos en su mano-pezuña....
Iñigo parecía perturbado frente al demonio de los seis dedos.
- ¿QUÉ TE PASA, IÑI
?? ¡¡VUERVE, JODÍO!!- decía Saltrambas apartándose poco a poco del lugar.
-HUMMM… tu cara me es familiar -comentó Kognar mirando al montaraz con un ojo entrecerrado.
Iñigo no tenía palabras para contestar y, con el ceño arrugado, no dejaba de mirar a los ojos de Kognar.
Poco a poco, el montaraz fue acercando la mano a su boca y, cuando llegó a ésta,  desenrroscó de la mandíbula superior derecha un diente de oro macizo.
- Toma, Sashka, si me pasa argo lo fundes y te hases una pelota par futbolín -dijo Iñigo todo tenso y ya casi sin dientes.- ¡¿SABES QUIEN SOY?! – gritó al demonio.
- Huuuummmm, no serás tú el RICHAR, ER DE LA FROGONETA, que me robó los malocotones- dijo kognar.
- ¡¡NO HOMBRE DE DIOS , NO HOMBRE DE DIOS!! -repetía una y otra vez, cabreado, el montaraz; parecía el Fari en su mejor época.- ¡¡MI NOMBRE ES IÑIGO MONTOYUS!! ¡¡Y TÚ MATASTE A MI PADRE !!
-¡Asesinuuuuuu, asesinuuuuuu! -se oía de fondo decir a toda la tropa, amagados tras la túnica de Wherter.
En ese momento, Kognar fijó su mirada en el mago.
- ¿¿PA QUÉ MIRAS A WHERTER, HOMBRE DE DIOS
??- gritó Iñigo mirando también al gran mago.

... Y, ¿qué es lo que se veía?, os preguntaréis; pues se veían muchas cabezas asomándose tímidamente detrás de una túnica a lo Demis Ruso de Wherter, y como todos estiraban de ésta, nuestro mago dejó a la vista unos calzoncillos tipo “esliprrrr” de color naranja butanero que no veas.
- Tápate, hombre de Dios - le dijo Iñigo antes de desenvainar la espada y correr hacia Kognar. -¡¡¡Geronimoooooooooooo!!! –gritaba con la espada en alto.
- ¡¡¡NO SIENTO LAS PIENNNAS!!! -decía Kognar con la pezuña atascada en una roca.
Enardecido por la adrenalina, Iñigo le dio un “bocao” en todo el cuerno, que ahí le dolió, pues se quedó sin dientes.  El demonio se revolvía, dándole mamporros y tirándole del bigote.
- ¡¡ANIMOOOOO, IÑIGO!! – Gritó Wherty lanzando la túnica al aire… Uuuuuffff, Dios mío, entre el slip ajustado y el tatuaje de “ailouvio los Pecos”, dejó muy mal al gremio de los magos.
Bueno, la túnica volaba por los aires, Sashka y compañía con la boca abierta contemplando su vuelo, y ésta que fue a caer encima del demonio maloso, cubriéndolo todo.
- ¡¡A MIIIIIIIIII COMPAÑEROSSSSSSSSSSS!! -gritó Iñigo.
PLLLLOOOOFFFFFFF, y todos saltaron sobre el maloso, dándole más palos que palillos tiene el restaurante chino del Andrés.
En eso que Kognar dejó de moverse, y todos cesaron de bailar el aserejé encima suyo.
- ¿Lo hemos matao, compañeros
? -dijo Saltrambas.
- Hemos de salir de este antro, fuera nos espera Arthan, el niño que debemos llevar de vuelta a su mundo -se alzó Wherter sobre una roca, exhibiendo su cuerpo de Dios del Olimpo ante todos. Las chicas empezaron a cuchichear entre ellas ante el tamaño del bulto del slip naranja-. Pero, ¿qué diablos estáis mirando? -dijo Wherty con un color tan rojo en su cara que quemaba el ambiente-. A ver si ahora resultará que soy el único que se guarda cosas en estos sitios… -y metiendo la mano dentro del slip empezó a sacar: una manzana, un cucharón, un cocodrilo, una crema hidratante a base de kiwi del Nilo Azul y una cuerda de 50 metros...
-¡¡Qué bien!! -dijo Sashka-, con eso podremos salir de aquí. Ahí arriba hay un agujero que seguro lleva a la superficie…
- Nof creo quel cucudrulo nof ayude a falir -repuso Íñigo.
-¡¡El cocodrilo no, idiota!! ¿Cómo vamos a escalar con un cocodrilo? -intervino Mablung-. Sashka se refiere a la crema hidratante, que con suerte será muy pegajosa y podremos subir por las paredes cual spiderman.
-Mamá, dime que estoy soñando… -se dijo para sí la de St Andrews-. Beidomon, coje la cuerda, dobla el cucharón, átalo y lánzalo hasta el agujero de allí arriba -ordenó la hermosa guerrera.
-Sí, hombre, y qué más... Después de haber salido de donde ha salido… -respondió Bei.
- Ya lo haré yo -se decidió Wherter-. ¡¡¡Iñigo!!! No le des porquerías al cocodrilo que tiene el colesterol alto.
-¡¡¡Focorro!!! -chilló Montoyus, mientras intentaba sacar la pierna de la boca del bicho verde.
- Yo te ayudo, Wherter -dijo Tigana con una sonrisa de oreja a oreja y abriendo la boca de par en par.
- Muchas gracias -y agarró el pircing de la lengua de la elfa para arrancarlo de un tirón brusco y sangriento-. Ya está, con esto quedará la cuerda clavada allá arriba.
-¡¡¡¡¡¡Beftiaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!! Te vaf a enterad cuando fe lo diga a mi papi... -berreó Tigana, que ahora tenía una lengua a lo reptil que acojonaba.
Wherty tiró la cuerda y ésta agarró a la primera dentro del agujero.
-Vamos a subir, yo el primero, que me lo he currado más.
Y fueron subiendo todos. Al llegar arriba se dieron cuenta de que faltaban Céfiro y Lynkx, y al mirar abajo vieron a Kognar en pie con los dos muchachos entre sus garras.
-¡¡Venid a por ellos, cobardes!! -gritaba en medio de un discurso digno de Fidel Castro.
-Anda, vámonos, que como bajemos nos hace pedazos -dijo Sashka asumiendo la pérdida-.  Por cierto, Iñigo, no encuentro el diente de oro, ¿se me habrá caido?-Y por allí pasaba Saltrambas silbando una cancioncilla... -¡¡Oh, nooooo, Iñigo, lo que me regalaste!! ¡¡Mi cagu´n macgregoris!! -exclama Sash como loca, buscando por todos los pliegues y recovecos de su armadura.
-…Vaya, se ve que le importaba, ¡qué bien! He llegado hasta su tierno coransonsito... –murmuró el montaraz sonriendo picaronamente.
-¡¡Jo, ya no puedo vender el diente para comprarme el último futbolín que me quedaba para completar la colección!!

Mientras tanto, el cocodrilo perseguía a Kognar, que a su vez llevaba en volandas a Cef y Lynkx por encima del agua.
-¡Ay, ayyyyyyyy! ¡¡¡Corre más, condenado engendro!!! -chillaba la dama de los bosques.
-¡M´ha mordío el quezo! -se quejó Lynkx.
-Claro, porque lo tienes muy grande -rio Cef.
-Güeno, no paza na, como me lo va a curar tú...¡¡wahahhahhaaaaaaaa!!
-Si me consigues una pinza pa la nariz, sí.

El resto de la compañía, de nuevo persuadidos por sus potentes conciencias (el angelito ñoño ese que les salía de la cabeza cuando intentaban obrar mal), acabaron bajando de nuevo por la cuerda para acudir al rescate de la pareja.
-¡Wherty! ¿Todavía tienes la manzana? -pregunto Bei a toda voz.
-¡Siiiii!-respondió éste desde lo alto de la cascada.
-¡Échamela!
El mago se la lanzó pero muy mal, por lo que Beidomon, al intentar atraparla, se cayó al agua y tiró a su vez a la Tiganilla. Cuando emergió a la superficie, la manzana impactó en su cabezota y, tras poner los ojos en blanco, se quedó inconsciente. La roja fruta flotaba junto a la elfa.
-¡Pod Lynkx! -se dolía Tigana-. ¿Ahoda qué hago do? Me duele muso da dengua... ¡Buaaaa!…
-¡Tiiiiiiiiiiiiig! ¡¡¡Espabila!!!! -tronó la de Sant Andrews-. ¡Tírale la manzana al cocodrilo, que va a por vosotrooooooos!
-Manzana manzana manzana.... -buscaba desesperadamente la linda elfita-. Manzana, man... ¡aquí! ¡Toma esa, cocodrilo!
El reptil abrió las fauces y se la tragó, pero puso caras raras.
-¡¡Oyyy, Señó, se me orvidó que no eran vegetarianos eztos bichos!! – fingió arrepentirse Sashka mirando a Mablung, con aquel acento andaluz de Santa Coloma que se le ponía cuando mentía.
El cocodrilo se puso de todos los colores, y cuando le tocó al color amarillo dorado y transparente se le pusieron los ojos en blanco y los mofletes como la Heidi, expulsando desde sus entrañas de todo... vamos, que allí salió hasta el carro del Manolo Escobar.
Iñigo y Wherter observaban agazapados desde lo alto de la cascada como dos gárgolas amenazantes. Kognar se estaba poniendo en pie, y el mago empezó a mover los brazos y a murmurar extrañas letanías.
-¡¡¡¡No puedo permitirlo, Wherter!!!! Debo ser yo y solo yo er que mate al demonio de los sei dedos -dijo el montaraz.
- ¡¡¡Ese es mi Iñiiiiigooooo!!! -aplaudió Wherter.
Iñigo se puso en pie, su sombra se proyectaba por toda la galería y una brisa fría hizo acto de presencia.
-¿Tiene argo pa no despeinasme, Wherty?
Y Wherter volvió a introducir la mano en sus gayumbos.
-Toma, Iñigo, este gorrico es la réplica del de las nenas de la natasión sincronisada de las olimpiadas.
Iñigo no lo dudó un segundo y se colocó el gorrico, pero con las orejas por fuera.
- Iñigo, las orejas van metías por dentro -dijo Wherter Young.
- Joer, compañero, es que esto ta mu alto y si tuviera que planear, pos me ayudará, digo yo... -le replicó el montaraz.
SSSSSSSSIIIIIIIIUUUUUUUUUSSSSSS, la brisa estaba siendo cortada por el cuerpo de Iñigo, que se lanzó de lo menos 50 metros. El contacto con el agua fue muy duro, pero él se sobrepuso.
-¡NO HAY DOLOOORRR! -se decía para sí mismo. Se fijó en Tiganilla, que estaba moribunda en el agua y con la lengua bífida para el lado-. ¡Hija mía, por Dios, ¿qué ta pasaoooooo?! –dijo cogiéndola con un brazo y acercándola a la orilla. “Joer, cómo está la niña”, pensaba para sí mismo mientras le hacía el boca a boca.
La elfa pronto empezó a toser, a sacar agua y a darle de hostias al montaraz, que insitía en seguir con la reanimación. Entonces, al ser rechazado por Tigana, Iñigo se centró de nuevo en Kognar, que blandía de nuevo a Lynkx y a Céfiro, cada uno de una pierna.
- ¡¡¡VEN PACÁ, DEMONIO DE LOS SEIS DEOOOOS!!! ¡Deja a esos muchachos, que son inocentes, y lucha conmigo!
Kognar los lanzó a los dos, cayendo estos  encima de Saltrambas.
-Joer, ya he chafado un furullo -dijo Céfiro levantando la pierna.
-Collons, Cefi, ta salío una mano en er zapato -dijo Linkx.
- Quita, nena, toma este palo y límpiate el pinrel –le ofreció Sashka.
- ¡Ostia, Saltrambas, ¿podrás perdonarmeeeeee?! –exclamó la princesa de las praderas al percatarse de su error.
Mientras, Kognar caminaba acelerando el paso hacia Iñigo, agachando la testa con los cuernos por delante.
- ¡Muévete, Iñiiiiii! -gritó Wherty.
El montaraz estaba como el Jesulín de Ubrique, mirando a la bestia... no tenia nada, ni espada , ni camisa , ni dientes, nada de nada, eso sí... TENÍA SU ORGULLO...
- ¡TE VAS A ENTERÁ, KOGNAR! - chilló Iñigo  cogiendo un pedrusco del suelo-ñññññññññññÑÑÑÑÑÑÑÑÑÑÑFFFFFFF – gruñó al lanzar la piedra, que voló directa a la cabeza del demonio, acertándole justo entre los dos cuernos... y Kognar se desparramó en el suelo muerto, MUERTO ¿EHHH?, que lo sepáis todos.

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