viernes, 4 de marzo de 2011

Capítulo 1 parte 6

6

Después de que subieran, esta vez todos, por la cuerda, caminaron por el nuevo túnel, iluminado por una de las ninfas de yeso fosforescente que tuvieron a bien llevar consigo. Al ratillo, un olor muy desagradable se adueñó de la galería.
- Dejazzzme -dijo Beidomon-, que yo tengo el olfato muy fino.
Todos le siguieron hasta un pequeño corredor, donde el olor era inaguantable.
-¡¡¡¡¡¡ARTHAN!!!!!! ¿Qué haces tú aquí y con el culo al aire? -exclamó Sashka.
- Es que me entró la cagalera mientras os buscaba y ya ves, pues aquí de jardinero, pa ver si crece el pino que he plantao.
-¡Mira que eres guarroooooo! ¡Tápate ese culo inmediatamente! ¡Por Lynkx, qué pesteee! –chilló Céfiro mirándole descaradamente las posaderas al nene.
- ¡ES QUE NO HAY PAPEL Y YO NO ME LIMPIO CON UNA PIEDRA, NI CON NA QUE NO SEA PAPEL...!
Wherter miró a Iñigo... “Suerte que no llevo camisa”, pensó este último.
 Wherter siguió mirando en derredor, y se encontró con la parejita divina encaramelada, ahí medioi escondidos en un resquicio, como si no quisieran ser descubiertos.
-Coño, si al final el dios este de pacotilla nos va a servir de ayuda y tó! -Saltó la de St Andrews arrancándole al susodicho un papelucho que le estaba mostrando a su enamorada.
-Bien dicho, moza -le dijo Wherter quitándole el papel a la bella guerrera.
Los ojos del dios iban, desorbitados, de una mano a otra mirando el papel como si estuviera hecho de oro-. Ale, Arthan, aquí tienes un cacho papel; límpiate el culo, que no queremos un dragon con almorranas (y más si es un dragon como tú).
-¡¡Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!! -gritó el apenado dios, seguido por su Céfiro.
-¡Pero qué leches le pasa al zagalico! -exclamó Wherter.
El dios se avalanzó sobre el papel, apartando a todos los que se interponían en su camino.
-¡¡¡Ta poseío!!! -gritaban unos.
-¡¡¡Pero que alguien lo pare!!!
-¿A que te meto un futbolín? -chilló alguien en la lejanía, al dios le pareció que era la fermosa Tiganilla.
Y así fue como el dios llegó, con un futbolín entre las piernas, a recoger el papelarrio, que estaba más marrón que blanco, del suelo, y apenado se puso a llorar y a restregárselo por la cara como un poseso.
-¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO, ME HABÍA COSTAO TANTO AHORRAR TANTO REALLLL, ERAN LA'EJCRITURAS DEL TERRENITO QUE LE HABÍA COMPRAO A MI MOZUELAAAAAAAAAA, NOOOOOOOOOOOOO!!
Una figura de aspecto lobuno apareció de pronto, se acercó al descompuesto dios y le dijo mientras se convertía en  humano:
-No te preocupes, ¡oh, gran Dios de licántropos y de caniches!, soy Knouls, y como lobo-siervo que soy te arreglaré el problema en un periquete.
Y el hombre-lobo comenzó a lamer el papelote con entusiasmo, ante lo cual hubieron fruncidas de ceño, extraños gestos con la boca (como de asco) y ruidos tipo (¡¡¡Eeecs!!!) de casi todos los presentes, menos de uno.
- ¡Hala, como nuevo!- dijo Knouls cuando hubo lamido hasta la última partícula marrón del papel-¡Niñio! ¿Tienes el culo bien limpio o te lo repaso?
- ¡Métete la lengua en el tuyo, cacho guarro!- dijo Arthan con aprensión.
-No, si de vez en cuando ya lo hago, ya...- dijo el lobo Knouls. Después se volvió hacia Lynkx, se abalanzó sobre él y comenzó a lamerle la cara, contento-. ¡Hola, amigo mío, cuánto tiempo sin verte!
Todos volvieron a poner esa cara rara y a hacer los mismos ruidos.
- ¡¡Joder, Knouls, deja de lamerme, vaya aliento de mierda tienes!!
- Y, ¿a qué quieres que huela mi aliento, si me acabo de dar un atracón?
-Es que me idolatra…-dijo con una sonrisa de circunstancias mirando al grupo.
Céfiro no pudo soportarlo y le arreó un patadón al lobo que lo envió al lago. Entonces, Mablung y Tiganilla, defensores de los animales, la increparon, Iñigo, Wherter y Sashka la defendieron y Beidomón y Saltrambas cruzaron apuestas.
- Vaya panda locos. Menudas ayudas encuentro, claro, así me va en la vida...- musitó Arthan, abandonando la gruta en dirección al exterior, abrumado por los gritos e insultos que se proferían unos a otros. Pero nadie le vio partir.
El hombre-lobo salió del lago, se transformó, subió por la cuerda, se transformó otra vez, se acercó a ellos y procedió a centrifugarse con toda su mala leche; dejó pringandito del primero al último, y sofocó con ello las llamas de la acalorada discusión.
-¡Largo de aquí, chucho!- le gritó Lynkx enfadado y mojado por igual, y el lobo, tras un gemido lastimero, se perdió por el túnel con el rabo entre las patas.

Durante unos momentos reinó el silencio. Todos estaban inmóviles y con cara de fastidio.
-Pues no que me había lavao ya, joer... -gruñó entre dientes Céfiro-. En esta historia no duro un segundo limpita.
-No importa, tú y yo nos vamos ar terrenito, que Knouls ya ha limpiao el papelajo de las escrituras, cariñín -dijo el dios con una sonrisa muuuuuuy amplia.
-Uooooh, mi fiel caballero… -susurró ella un momento antes de darle un beso de tornillo.

Los demás...

-Bueeeeeeeeeeeeeeeno... ¿salimos de aquí o qué? -apremió Bei.
Entonces Tiganilla volvio a estornudar por segunda vez en la historia y se oyó un crujido.
-Salud -dijo Mablung.
Estornudó otra vez. Esta vez un desprendimiento cerró la salida entera.
-¡Nooooooooooooooooooooooo!
-Salud.
-Gracias...
-¡¡¡Dios!!! ¡¡¡¡¡Has algún milagro, coooñio!!!!!
-gritó el montaraz.
-No... ¡¡Dejadmelo a mí!! -tronó Saltrambas, y con su pala empezó a cavar y a cavar y a cavar y a cavarrrrrrrr como si fuera un turmix, acelerado.
Poco a poco se fue abriendo un túnel subterraneo que dio a un estrecho corredor...

- ¿Habéis visto? -dijo Mablung con tono sorprendido-, parece que hay algo allá al final.
Siguieron caminando hasta llegar a una pequeña abertura de la que salía algo de luz.
-Puez a ver quién ez el guapo que entra pa mirad lo que ez -señaló Tigana mirando al interior
- ¡No debéis temer nada! -saltó Beidomon, que esperaba su momento de gloria-. El gran Bei se adentrará y os sacará de toda duda...
-¡¡¡Yastá!!! Ya quiere ser el protagonista...-comentó Wherter-. Deja, deja, el que entre tiene que ser un tipo duro, apuesto, galante, sabio, instruido... y todo eso sólo hay una persona entre nosotros que lo lleva en la sangre...Venga, Saltrambas, métete pa dentro con decisión.
El indefinido personaje miró a Wherty con cara de lástima, sus halagos no le habían engañado.
-Pero es que yo ya he excavao y...¡¡aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!! -El mago le lanzó una patada que lo introdujo dentro del túnel de inmediato.
-Así me gusta, con decisión -concluyó Wherter.
-Jejeje, menúa pinta que hases, Wherty, en calsonsillos naranja -comentó lo que quedaba de Íñigo.
- ¡Venga, chaval!, te recuerdo que tú vas casi en pelotas y no eres precisamente un Adonis -le contestó Wherter.
Entonces, de repente, empezó a sonar una música (por llamarlo de alguna manera) e Íñigo empezó a bailar como un descosido, recobrando todas sus fuerzas mientras acompañaba la música con la letra de la canción.
- No cambie, no cambie, no cambieeeeeeeeeeee -malcantaba Montoyus mientras todos lo miraban como quién se encuentra con un perro cojo con peluca montado a caballo en la feria de Sevilla.
-¡¿Quieres dejar de cantar a Tammara o te meto un futbolín?! -chilló Sashka.
- Es que es mi ídola, no lo puedo remediá…
- Madre mía, el mago y tú tenéis unos gustos musicales que son de juzgado de guardia…
- Por cierto, la música parece venir también de dentro del pasadizo -señaló el dios Lynkx
- ¡Veniddddddddddddddddddd tos, mirad lo que he encontrao! -se oyó gritar a Saltrambas.
Todos entraron dentro del pasadizo y dieron con una puerta entreabierta. Céfiro fue la primera en cruzarla.
-¡¿Dónde nos ha metido el Saltimbranqui ese de los cohones?!- sonó su voz, retumbando en todas las cuevas del mundo.

Era un teatro vacío, con su escenario, y encima de éste "la Tammara"...En ese momento Iñigo sufrió un desmayo típico de fan adolescente.
-¡Taparos los oídoooooooooooos!- advirtió el mago.- ¡Esta música, a más de destrozaros los tímpanos, contiene un conjuro de atontamiento!
- ¡Huy! ¡¡La bruja esa ha hechizado a Iñigo!! -gritó Sashka de St Andrews.- ¡Se va a enterar ahora!
Corrió al escenario y enganchó a la bruja-friki por los cuatro pelos que tenía.
-¡Que te calleeeeeeeeeeeeeeeeeee!! ¡¡Deja de cantarrr!! -chillaba Sashka, zarandeando los menachos raídos de la susodicha.
- ¡¡Ay, suéltame, japutaaaaaaaaaaaaa!! -chillaba la sucedánea de cantante.
En estas, Sashka se quedó con los pelos de la otra en la mano cuando la bruja salió despedida escenario abajo.
- ¡¡Huy lo que ma hechooooooooooooooooo!!-se enfureció Tammara.
- ¡Calla, condená: esto no es nada pa lo que te voy a haceeeeeeeeeer!
Y con estas palabras, Sashka se lanzó a por la otra, y se lió un remolino de polvo que no dejaba ver nada más que un brazo acorazado sobresaliendo de cuando en cuando.
- Pelo de rata...Buenísisimo pa hechizos...- dijo Wherter Young cogiendo el pelo del suelo y metiéndolo en su calzoncillo.
- ¡A Tammara noooooooooooooooooo!!!¡A Tammara noooooooooooooo!! -gritaba Iñigo, completamente poseído.
En éstas, un brazo con armadura salió del embrollo y le arreó una hostia que lo espabiló de golpe.
Cuando el remolino cesó, Tammara llevaba la ropa hecha jirones, los morros como la Cañadas y los ojos morados. Parecía una siniestra calva.
- ¡Ayyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyy!-lloriqueaba.
- ¡Que te calles o te endiño otra vez, ¿eing?!- amenazaba Sashka.
- ¡¿Dónde está Arthan?!- dijo Céfiro.
- ¡Ay pobezito, que noz lo hemoz dehado atrázzz!- exclamó Tiganilla de los Bosques.
- Pues vamos a buscarlo -dijo Mablung-. Es un niño-dragón y por ello merece nuestra ayuda, si fuera un niño normal propondría que le dieran pol saco.
-¡Yo no me muevo de aquíiiiiiii!- se negó Iñigo, haciendo la intentona de ir a socorrer a Tammara.
Sashka lo pilló del gaznate.
- Miraaaaaaaaaaa, mira, tira palante y no me calientes o te empotro los cataplines de una patá...

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